Sandy Reyes: La voz dorada del merengue recibe un merecido homenaje
Instituciones culturales dominicanas celebran la trayectoria del icónico cantante en una emotiva gala en La Vega

El merengue, ese ritmo vibrante que corre por las venas de la República Dominicana, tiene en Sandy Reyes a una de sus voces más emblemáticas. Su potente interpretación y su inconfundible estilo han marcado generaciones, y ahora, su legado ha sido celebrado como se merece. El pasado 14 de febrero de 2025, la Casa Club del Colegio de Abogados de La Vega se convirtió en el epicentro de la música y la emoción, cuando instituciones culturales del país rindieron homenaje a esta leyenda del merengue.

Organizado por la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA), la Sociedad Dominicana de Artistas Intérpretes y Ejecutantes (SODAIE), la Sociedad General de Autores, Compositores y Editores Dominicanos de Música (SGACEDOM) y la Entidad de Gestión Colectiva de Arreglistas de Música (EGECAM), este evento reconoció la invaluable contribución de Reyes al acervo musical dominicano. La ceremonia no solo reunió a personalidades de la industria, sino también a admiradores y colegas que quisieron rendir tributo a un artista que ha sabido conquistar el corazón del público con cada interpretación.
De La Vega al estrellato
Nacido el 9 de noviembre de 1955 en Concepción de La Vega, Sandy Reyes no tuvo un camino fácil. Su infancia estuvo marcada por la adversidad, creciendo en un entorno complejo que lo llevó a enfrentar la vida desde temprana edad. Sin embargo, la música siempre fue su refugio. Desde joven, encontró en la guitarra y en su voz una forma de expresión que pronto lo llevó a brillar en escenarios locales.
Sus primeras oportunidades llegaron en el Colegio Inmaculada, donde impartía clases de guitarra, y en el restaurante Vega Vieja, donde su voz cautivaba a los asistentes. Pero fue en el Teatro Vega Real, gracias al apoyo de figuras como Niní Cáffaro y Sonia Silvestre, que su talento llamó la atención del gran público. Pronto, se convirtió en un rostro recurrente en el programa «Nosotros a las 8», marcando así el inicio de una carrera ascendente.
A los 14 años, el maestro Rafael Solano lo reclutó para su orquesta, tras la muerte de Rico López. Así comenzó su idilio con el merengue, género que lo convertiría en un ícono. Posteriormente, su voz resonó en los lujosos salones del Hotel Jaragua y el Hotel Comodoro, donde perfeccionó su arte antes de recibir la invitación que cambiaría su vida.
El sello indeleble en el merengue
En 1975, Wilfrido Vargas lo sumó a su legendaria agrupación, Los Beduinos. Con un salario inicial de 35 pesos por presentación, Reyes pronto se convirtió en una de las voces más reconocidas del merengue. Su debut con la orquesta se dio el 6 de noviembre de ese año en Santo Domingo, y desde entonces, su interpretación en éxitos como «El pájaro Showí», «Solina, Solina» y «La Pringamosa» lo catapultaron a la fama.

Tras casi una década con Wilfrido Vargas, Reyes exploró nuevos horizontes, integrándose a la agrupación de Dioni Fernández, donde brilló con temas como «El guardia del arsenal» y «Yo te amo más». En 1983, emprendió su carrera como solista, alcanzando grandes éxitos en República Dominicana y Puerto Rico con temas como «Tengo un pie aquí y el otro allá», «El tiburón» y «Margarita». Aunque enfrentó desafíos personales que impactaron su continuidad en la música, su legado artístico permaneció intacto.
Un tributo a una leyenda viva
El homenaje en La Vega fue un recordatorio de la importancia de valorar a las grandes figuras en vida. Durante la ceremonia, personalidades de la industria destacaron la influencia de Reyes en la evolución del merengue y su contribución al enriquecimiento del acervo cultural dominicano. Con anécdotas, música y ovaciones, la noche fue un tributo merecido para un artista que ha dejado una huella imborrable en la historia de la música caribeña.
La ONDA y las entidades organizadoras reafirmaron su compromiso de seguir reconociendo a los artistas que han llevado el merengue a lo más alto. Y aunque Sandy Reyes ha recorrido un camino de altibajos, su voz sigue siendo un emblema del género, una prueba de que el talento genuino trasciende el tiempo y las circunstancias.
El merengue le debe mucho a Sandy Reyes, y este homenaje es solo una muestra del reconocimiento que merece. Su historia es un testimonio de resiliencia, pasión y amor por la música, inspirando a las nuevas generaciones a seguir sus pasos y a mantener viva la esencia de la música dominicana.